miércoles, 15 de octubre de 2008

Obgetivo General

La Jornada de México. Apolinario Domínguez, de 52 años de edad, otro de los indígenas tobas que sufren desnutrición en la provincia del Chaco. Disponible en: http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=1993

Con la globalización se ha visto el fenómeno de la desnutrición, este viene desde la expansión de las ciudades y el incremento de la población en el mundo dando como resultado la mala distribución de los bienes incluyendo en estos los alimentos.

Colombia es un país subdesarrollado al igual que África en donde más de la mitad de sus habitantes son pobres, por esta razón la falta de educación y alimento es bastante elevado llevando a que haya muchos casos de Marasmo o desnutrición energética proteica. En nuestro país es muy habitual encontrar niños con marasmo en el Choco, Cali y Bogotá, mientras que en África los sitios en donde es más frecuente es son: Somalia, Angola, Congo, Uganda y Costa de Marfil.[1]



[1] CASANUEVA, Esther, et-al. Nutriología Médica. México D.F.: Panamericana.1995.p152. ISBN 9686186417.

Dar a conocer las causas del marasmo que afecta a los países tercermundistas como Colombia, Cuba, África, entre otros.

Dar a conocer las causas del marasmo que afecta a los países tercermundistas como Colombia, Chile, África, Cuba, entre otros.

En Colombia y en muchos países se ve que el déficit calórico, se puede explicar por tres hábitos de consumo, vinculados al bajo poder adquisitivo:

1. Monotonía de la dieta: con dos o tres alimentos básicos que acaban causando el hastío y no deberían comer más sino agregar nuevos alimentos.

2. Baja densidad calórica: No solo porque los alimentos base son tubérculos o raíces sino que apenas contiene grasas.

3. Poco número de comidas: Una alimentación tan pobre consumida 1/2 veces al día, no puede proporcionar las calorías necesarias.[1]

La falta de condiciones de vida dignas coincide con uno de los hallazgos más impresionantes. Las regiones en las que se asientan los grupos indígenas hay altísimos índices de mortalidad. Por eso la Chorrera en el Amazonas tiene el récord con 7.407 muertes por cada cien mil nacidos vivos. A este municipio lo siguen las zonas del Atrato y el Baudó, en Chocó, que presenta una probabilidad de 5.000 muertes.

En esta zona habitan grupos embera, a horas del puesto salud más cercano y en donde se desató la crisis de la semana pasada. En la prevalencia de muerte en los niños de los resguardos indígenas el abandono estatal desempeña un papel importante pues “no les permite a los padres y a los niños acceder a los mínimos servicios de salud y protección en el momento oportuno”, comenta Magda. Además, las diferencias culturales juegan su papel. Los indígenas wayuu, por ejemplo, han visto reducida su ingesta de proteínas por la prohibición de las autoridades en la cría de iguanas, que ancestralmente ha sido una de sus fuentes de alimentación.

Este es el panorama que se vive en un país, que paradójicamente tiene una gran variedad de pisos térmicos, que podrían dar una gran oferta de alimentos, suficientes para todos. Con ciudades en las que en un extremo de la ciudad, una mamá le ruega a su niñito que se tome la sopa, mientras en el otro extremo, otra madre le ruega al cielo que la sopa alcance para todos.[2]


La única explicación posible para que en dos de las regiones con los más altos índices de desarrollo del país, se presenten además los más altos niveles de desnutrición, es que el drama del hambre se une al de la pobreza y la inequidad. Magda Ruiz, experta en desnutrición de la Universidad Externado, señala que “el problema no es de poca oferta de alimentos, sino de falta de plata para conseguirlos”.

Magda Ruiz repara en un detalle del estudio: “las zonas más afectadas son las fronteras del país y los municipios entre 50.000 y 100.000 habitantes”. Según ella, esto se debe a que en el centro del país sigue funcionando el minifundio “lo que por lo menos garantiza un mínimo de subsistencia a través del pan coger”. Por esta misma razón los niños en el campo se mueren menos de hambre que los que viven en las zonas más pobres de los municipio, “esto demuestra que el problema está en la dificultad de acceso a los alimentos y a condiciones de vida dignas, no a que no haya comida”, insiste Ruiz.[3]

Disponible en:

http://www.juventud-fpv.com.ar/Nota32_motinesdelhambre.html

En Cuba, con el triunfo de la Revolución, la mejoría de las condiciones de vida y alimentación y la implantación de un sistema de salud gratuito, accesible a todos equitativamente, se logró disminuir la prevalencia de la desnutrición. En 1977 se implantó el Sistema de Vigilancia Alimentario Nutricional (SISVAN), en estrecha vinculación con las actividades de atención primaria. Aunque existen muchos indicadores directos e indirectos de desnutrición, la mensuración sistemática en la consulta de puericultura es fundamental. El crecimiento en la edad pediátrica es un aspecto muy estrechamente vinculado al estado de la nutrición, por lo que las medidas antropométricas son los indicadores más utilizados para identificar la desnutrición proteico-energética.

Aunque la desnutrición no constituye un problema de salud en Cuba, existen localidades donde la prevalencia es mayor y tal es el caso de Harlem, en Bahía Honda (Pinar del Río). Con el objetivo de valorar la magnitud del problema e identificar algunos factores de riesgo de desnutrición en esta localidad, en 2004 nos motivamos a realizar este estudio con niños menores de 5 años.[4]

En África se tiene un panorama de las causas del marasmo o desnutrición energético proteica, tomando como ejemplo Etiopia se tiene que “las circunstancias extremas, como lo son: el hambre, la escasez de alimentos, la alta prevalencia de desnutrición severa y el aumento de la incidencia de infecciones. Tanto la mortalidad, como la tasa de recuperación superaron los estándares mínimos internacionales, aceptados para los centros de alimentación terapéutica, mientras la ganancia de peso fue más baja que las normas mínimas internacionales.”[5]

Enrriquito17.Acaso nos importa el hambre en el mundo?. Video disponible en:

http://www.youtube.com/watch?v=MROV4kOph-8


[1] BENGAO, Jose Mª. Geografia del Hambre. Rev Esp Nutr Comunitaria [en línea] 2002. Vol 8, Nº2. Consultado:14/09/08. Disponible en: http://www.nexusediciones.com/pdf/nutri2002_1y2/n-8-12-009.pdf

[2] BEDOYA PEREZ, Juliana.El hambre acosa al 13 por ciento de los niños colombianos. Revista semana.[en linea]. 2007. Disponible en: http://colombiareport.ss.uci.edu/webdocs/Hambreacosaninos.pdf

[3] Ibídem

[4] ALONSO LAGO, Odelkis, GONZALEZ HERNANDEZ, Daris I. y ABREU SUAREZ, Gladys. Malnutrición proteico-energética en niños menores de 5 años. Rev Cubana Pediatr [online]. 2007, vol. 79, no. 2 [citado 2008-09-10]. Disponible en: http://scieloprueba.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75312007000200002&lng=es&nrm=iso> . ISBN 0034-7531.

[5] COLLINS, S y SADLER, K. Programa de emergencia ambulatorio para el cuidado de niños severamente desnutridos. Vol. 6. Nº5. (sept.oct, 2003). [en linea]. consultado:07-09-08. Disponoble en: http://www.foroaps.org/hitalba-pagina-articulo.php?cod_producto=1245&vol=6&nr_bi=5&ano=2003. ISSN 1824-30

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